jueves, 30 de enero de 2014

Memoria Televisiva

12 de enero de 2010, una fecha que no dice nada, nadie lo recordará cuatro años más tarde, pero en ese instante el mundo se paró y en nosotros creció un sentimiento de solidaridad que duró...¿cuánto?.
Algunos todavía no sabéis de lo que estoy hablando, yo tampoco lo sabría, porque nuestra memoria parece que solo funciona en función de lo que la tele es capaz de recordarnos.

Ese día en Haití tuvo lugar uno de los terremotos más devastadores que han golpeado la tierra, con terribles consecuencias que afectaron a toda la población, pero eso ya lo sabemos, lo que quizás sepamos un poco menos o quizás no nos interese saber es que la situación después de cuatro años no es de una gran mejoría. 
Cuando ocurrió todos intentamos hacer lo posible para ayudar.
Pero...¿qué pasa en Haití?, lo que pasa es que según Naciones Unidas 817000 personas aún requieren asistencia humanitaria, además del incremento de la desnutrición y enfermedades como el cólera, como resalta la web de Intermon Oxfam, con lo cuál la situación allí sigue siendo decadente.

El problema viene a ahora con filipinas, han pasado tres meses desde que ocurriera el desastre allí e igual que pasara cuando ocurrió en Haití, el mundo se ha vuelto a paralizar, pero ¿cuánto ha durado esta vez?

Quizás nosotros nos olvidemos con el paso de algunos días, pero sobretodo lo olvidamos porque ya no son noticia, porque ya no están en portada de periódicos o abriendo telediarios, pero la realidad es la misma. 



Forges en muchas de sus viñetas que publica en El País guarda una esquinita para recordarnos lo que todavía están sufriendo en esos países. 
No nos podemos olvidar del que sufre.

sábado, 11 de enero de 2014

No había verdad más cierta.

Cogidos de la mano no necesitaban hablar, ni tan siquiera mirarse. Sus corazones latían a un mismo ritmo, al ritmo de la libertad.
El saber que ya nunca jamás tendrían que dar explicaciones, que no se tendrían que esconder, el hecho de que ya podrían ser felices sin el miedo de ser descubiertos.

Que difícil es correr a contracorriente.
Que difícil es correr contra la cabeza cuando es el corazón quien dirige.
Que difícil es no escuchar a tus pensamientos cuando es el alma quien habla.

A veces nos asustamos de lo más simple y evitamos reconocer la verdad, y la verdad en ese momento eran ellos, no había verdad más cierta que su amor.