Reconocí tu luz, me hacía falta tu luz, esa luz que ilumina el día a día de todos, esa luz que trae con ella sonrisas, abrazos y muchos buenos gestos que ahora pasan desapercibido empeñados en destacar nada más que lo malo, pero sigues estando ahí y sigues iluminando la vida de tantas personas que si no fueran por esos rayos de esperanza estarían sumidas en la oscuridad más triste que es la de la desolación y la soledad, pero Tu acompañas, escuchas y aunque a veces no escuchemos nosotros también hablas y no solo con palabras sino con pequeños detalles, eso lo aprendí hace poco, que muchas veces en lo pequeño, lo cercano está la felicidad.
Son tiempos de crisis, tiempos difíciles, pero entonces te presentas con más fuerza que nunca en todos nosotros, en nuestra solidaridad, como en la noticia que está sorprendiendo al país entero del banco de alimentos pero que a los que confiamos en Ti no nos sorprende porque sabemos que siempre estás, que siempre apareces.
Esta entrada lleva como título parte de la letra de una canción que un gran amigo me recomendó y que ahora yo recomiendo para que la escuchéis, que con su luz encendida la vida se ve mucho mejor.
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